Andrés, el niño de las Estrellas
José Manuel Florenti
Andrés no nació como una Estrella o, por lo menos, no tuvo el tiempo de preparación para ocupar su lugar en el infinito constelar del cielo como cualquier astro normal que se hubiese preciado de tal. Mamá mediana junto a Papá grande, le esperaban para cuando el otoño de ese año número 2007, tercer milenio en el planeta llamado Tierra, estuviese en etapa de entregar sus hojas amarillas al invierno que se avecinaba.
El latido acelerado de Mamá mediana le indicó al pequeño Andrés que su llegada al mundo celestial, se adelantaría en una Estación temporal, medida que se utilizaba en el verde planeta, para dividir los tiempos de vida de los pobladores que moraban en ella.
La luz de vida, el corazón humano y el resplandor de la inteligencia eran los tres estados de la materia que conformaban un nuevo astro o estrella naciente. Andrés las tenía todas o casi todas. Le faltaba algo muy especial llamado en el planeta tierra “Crecimiento integral” y, para completar el ciclo, debía pasar un par de meses (terrenales), en una nave espacial creada especialmente por los humanos, para preparar al pequeño astro y entregarlo a Mamá mediana como un astro con todas la de la ley mundial.
Después de dos meses en el pequeño módulo de cristal y en donde Andrés alcanzó el “Crecimiento Integral”, el niño, porque ya era un niño, se marchó a su casa en la tierra, junto a Mamá mediana y Papá grande. Un tubo blanco con aire azul era la única conexión que le recordaba el espacio interestelar del cual había formado parte hasta ese momento.
Al llegar a su nuevo hogar, le esperaban la madre y el padre de Papá grande y la progenitora de Mamá mediana.
- Andrés, estos son tus abuelos -, escuchó que decía Mamá mediana.
De esta manera Andrés, el niño que vino de las Estrellas, empezó a hacerse fuerte en su nueva morada. En ocasiones, después de tomar su leche, mamá lo llevaba en brazos al gran ventanal y le mostraba los astros que brillaban en el cielo, cuando era de noche y la gran luminosidad del Sol en el día.
- Esa Estrella que brilla a lo lejos, ¡es tu estrella Andrés!-, así decía Mamá mediana.
- Mamá, “las eskekas”-, decía Andrés cuando ya empezó a articular palabras.
A los dos años de edad terrenal, el pequeño Andrés ya sabía cuál era su estrella y eso que en el cielo había millones de “eskekas”.
Un día, cuando ya estaba por cumplir los tres años, Andrés vio aparecer en forma difusa en el oscuro cielo un pequeño puntito de luz; luz que sólo él veía.
- ¡Mamá, una “eskeka” pequeñita está apareciendo en el cielo!-. Y en realidad, algo borrosa en el espacio interestelar, aparecía y desaparecía a ratos, una pequeña manchita de luz. La vista de Andrés y su pequeño corazón humano, le hacían distinguir, de los primeros, el pequeño astro naciente en el oscuro y helado cielo.
- ¿Dónde está esa luz?-, inquiría Mamá mediana.
- Allá mamá, cerca de mi estrella y al lado de la Luna-.
Y así, todos los días al atardecer, Andrés se asomaba a la ventana y veía la pequeña lucecita, ahora ya no tan pequeña, que se reflejaba en el cristal de la ventana y en los profundos y brillantes ojos negros de Andrés.
Y fue en ese tiempo, antes de Navidad, en que Mamá mediana anunció que esperaba otro hijo. Ahí comenzó Andrés a entender que esa estrellita pequeña, cerca de su propia luz, era su hermano que venía en camino.
Cuando prepararon el árbol de Navidad de ese año número 2009 y, al poner la estrella de puntitos brillantes en la copa del verde árbol, Andrés supo, que la misma luz de una Estrella lejana que había anunciado el nacimiento de un niño llamado Jesús, avisaba hoy, la llegada de un hermanito al planeta Tierra para principios de otoño de ese año número 2010.
Para mi nieto Andrés, 20 de diciembre de 2009 en el planeta Tierra, país Chile, al sur del mundo.
Un año más tarde y ya con nuestra otra estrellita entre nosotros, Martín, podemos sentir la felicidad que significa tener dos angelitos entre nosotros que nos alegran y completan la vida.
ResponderBorrarSimplemente precioso cuento, Andrés es un niño muy feliz, debe estar orgulloso de tener un abuelo tan grande (en todo sentido de la palabra)
ResponderBorrargracias por compartir esto conmigo ...